Concentraciones moteras: velocidad, alcohol y amistad
Dicen que ser motero es disfrutar de la soledad de ir subido en tu motocicleta, sin más compañía que el propio viento golpeándote mientras aumentas la velocidad. Sin embargo, pese a que la imagen del motero solitario sigue bastante arraigada en nuestra cultura, la realidad suele ser muy diferente. Al punto que podemos comprobar, de hecho, que las reuniones de moteros son cada vez más habituales, y en ellas podemos disfrutar de un ambiente muy familiar y abierto. Prácticamente todos los fines de semana encontramos alguna concentración, más o menos grande, cerca de las ciudades más importantes. Hasta allí se desplazan cientos de moteros, solos, con pareja o en familia, para disfrutar de una jornada de hermanamiento en la que también suele haber conciertos, carreras, rutas y mucha gastronomía. El objetivo, de hecho, es compartir un gran día junto a gente que tiene nuestros mismos gustos en lo que al motor y la velocidad se refiere.
Este tipo de concentraciones se suelen celebrar en grandes recintos, como explanadas o incluso recintos feriales, destinados habitualmente a conciertos enormes o ferias. Dependiendo del tamaño de la concentración, la organización requerirá de más o menos tiempo y dinero, porque estas cosas tampoco salen gratis. Sin embargo, el hermanamiento que suele haber en estas concentraciones es espectacular, y sirven para unir mucho más a esos clubes de moteros que tal vez están lejos casi todo el año, pero que convergen en estas reuniones tan especiales. Aquí se pone de manifiesto el espíritu motero en todo su esplendor, si bien es cierto que tampoco podemos limitar a quien disfruta de las motos dentro de unos pocos clichés. Hay de todo en estas reuniones, desde familias con críos pequeños hasta hombres talluditos que siguen vistiendo al estilo clásico, con chupa y guantes de cuero, a lomos de una Harley. La comida, la música e incluso el sexo suelen ser componentes comunes dentro de estas concentraciones, especialmente en las más grandes, donde encontramos habitualmente espectáculos subidos de tono. ¿Sigue siendo así en pleno siglo XXI, donde la hegemonía de lo políticamente correcto siempre está al acecho? Vamos a comprobarlo en este artículo.
Una tradición muy antigua
Las concentraciones de moteros tienen muchísima tradición en la mayoría de países donde hay buena presencia de estos amantes de las dos ruedas. Por supuesto, Estados Unidos siempre será considerada la meca de este tipo de reuniones, ya que también es el lugar donde más han arraigado los clubes moteros de este estilo. Especialmente en la zona de California, Nevada, Texas y demás, las concentraciones suelen ser gigantescas y reúnen a decenas de miles de personas. Es algo que también se ha trasladado a otros países, desde Sudamérica a Europa, desde Buenos Aires a Liverpool, con presencia incluso de clubes moteros internacionales. La tradición viene desde lejos y se ha mantenido casi intacta durante estas décadas, entendiéndose como algo que hay que cuidar. Las motos son el hilo conductor del evento, pero en estas concentraciones encontramos mucha diversión relacionada con otros aspectos.
Las concentraciones más importantes
En las últimas décadas las concentraciones moteras se han multiplicado por todo el planeta, dando como resultado un calendario absolutamente increíble. Para todos aquellos que quieran acudir a una concentración de este tipo, las opciones se abren a casi cualquier país del mundo. Pero evidentemente, hay lugares que destacan por el inmenso tamaño de sus concentraciones, por llegar a ser hitos que se repiten cada año. La concentración de Sturgis, en Dakota del Sur, reúne a más de medio millón de moteros cada año, en un evento que sobrepasa cualquier expectativa. En Daytona, estado de Florida, se celebra la Daytona Bike Week, ensalzando el espíritu de hermanamiento festivo que suelen tener este tipo de concentraciones.
También en Europa las encontramos. En Alemania, justo en la frontera con República Checa, se celebran las Elefantentreffen, reuniones de moteros que aprovechan las primeras semanas de febrero para disfrutar de estas concentraciones. En Faro, Portugal, las motos se mezclan con la playa, la música y el sol en una especie de festival motero que no deja a nadie indiferente. También en España tenemos una gran concentración anual, que es Pingüinos, en Valladolid. Una fiesta que ha tomado tanto nombre y peso que ha sido declarada como de Interés Turístico Regional, reuniendo a miles de moteros cada año. La Stella Spina, que se celebra en los Alpes Italianos, también se ha convertido en toda una referencia para moteros de todo el continente europeo, reunidos en uno de los países donde más amor se da a las dos ruedas.
Sexo, alcohol y mucha hermandad
¿Qué podemos encontrar en este tipo de reuniones? Cada concentración tiene su propia idiosincrasia, pero es cierto que hay aspectos comunes a todas ellas, o al menos, a la mayoría. Por ejemplo, el hecho de que el alcohol y la comida sean puntos muy importantes. Cuando hay una concentración relativamente pequeña, los propios moteros se encargan de comprar provisiones, hacen sus propios guisos para compartirlos y comen y beben juntos. La cerveza es sin duda el elixir más popular dentro de estas convenciones, aunque el bourbon también es un producto muy apropiado. La hermandad que existe entre los grupos se hace patente en este tipo de concentraciones, donde se abre la puerta a todo el que venga con ganas de pasarlo bien. Si hay piques con otras bandas de moteros, mejor no acudir, porque los problemas se quedan fuera…
El sexo es otro de los puntos en común que más polémica causan en este tipo de eventos. Ligados siempre a la imagen del motorista machito, los shows de striptease e incluso sexo en vivo no son raros en estos espectáculos. En escenarios gigantes, que suelen compartirse con bandas de música rock, las chicas se desnudan delante de miles de personas, lo que ha traído algunos problemas por la presencia de menores entre el público. También es usual que, durante este tipo de concentraciones, las prostitutas de burdeles cercanos suelan tener mucho más trabajo, siendo eventos multitudinarios para ellas. En muchas ocasiones, los vecinos de pueblos cercanos han denunciado que estas concentraciones suelen traer problemas de ruidos y vandalismo, aunque son casos muy limitados, teniendo en cuenta la gran cantidad de gente que se reúne en ellas.
¿Unos eventos familiares?
Las concentraciones moteras suelen ser eventos absolutamente gigantescos, aunque en otras ocasiones se dan concentraciones más pequeñas y familiares. Allí, muchos moteros con hijos van con sus retoños para empezar a mostrarles el ambiente de hermandad que hay en el mundo motero. Sin embargo, en concentraciones más grandes, donde el sexo, las drogas y el alcohol suelen campar a sus anchas, el ambiente ya no es tan apropiado para los menores. Es algo que se critica mucho por parte de algunos moteros, que defienden que estas concentraciones deberían ser más familiares. Sin embargo, los que no tienen hijos quieren disfrutar de ese ambiente de auténtica libertad, en el que no tengan que preocuparse por hacer algo “mal” delante de unos críos. Este tipo de eventos se expanden cada vez más, pero su esencia sigue siendo la misma, muy basada en los gustos “patriarcales”.