Los 8 pueblos más bonitos de España que puedes recorrer en moto
Nuestro país cuenta con un montón de pueblos pequeños que guardan hermosos secretos a todos aquellos que se atreven a recorrerlos. Hacerlo con la moto puede ser una de las mejores alternativas, para poder ir parando en cualquier lugar y disfrutar de aquellos sitios donde incluso el coche no llega. Una salida motera, sintiendo el viento en la cara y toda la libertad que supone un viaje sobre dos ruedas, y disfrutando además de la magnífica geografía española.
Hemos destacado en este artículo nada menos que ocho pueblos muy hermosos y espectaculares de nuestro país, cada uno en un lugar de la península, que además se pueden recorrer muy bien sobre las dos ruedas. Son pueblos con mucho encanto, con monumentos, con buena gastronomía, con parajes naturales impactantes… Alternativas magníficas para tu próxima ruta motera.
Zuheros, Córdoba
En el sureste de Córdoba, en plena sierra, Zuhero es uno de esos imposibles pueblos blancos que se erigen en calles empinadas y serpenteantes, con el encanto de la Andalucía más profunda. Iglesias, parajes naturales rodeando todo el municipio y unos platos exquisitos para reponer fuerzas hacen de este lugar uno de esos pueblos imperdibles si visitamos la provincia de Córdoba.
Liérganes, Cantabria
Belleza para todos los gustos, eso es lo que ofrece la villa de Liérganes, un lugar en el que el clasicismos de sus edificios más monumentales se mezcla con la imponente naturaleza que casi llega a inundar las calles. Un lugar al borde del mar en el que existe una famosa leyenda sobre un hombre-pez que seguro que te fascinará. Un pueblo de esos que hay que visitar al menos una vez en la vida.
Laguardia, Álava
Una de esas joyas escondidas de Euskadi, un lugar mágico en el que parece que el tiempo se ha detenido. Laguardia se encuentra en un preciosa valle de la Rioja Alavesa, con su centro histórico construido dentro de una especie de navío que apunta al norte, unas murallas que te dejarán con la boca abierta cuando las descubras. Subir con la moto por estas calles empinadas es toda una delicia.
Ciudad Rodrigo, Salamanca
Representando a la Castilla y León más monumental, Ciudad Rodrigo te devuelve a la época medieval, ya que ofrece a sus visitantes un paseo por antiguos castillos, murallas, iglesias y fortalezas del medievo que se conservan de maravilla. El paseo por el centro del pueblo, parando en la Plaza Mayor, es uno de los más recomendables para respirar la vida de este lugar tan único y especial de la provincia de Salamanca.
Sepúlveda, Segovia
Con un parque natural al lado y con un centro histórico precioso y empedrado, Sepúlveda se ha convertido en una de esas paradas obligatorias cuando pasamos por Segovia, y no es para menos. Un pueblo donde sentir el auténtico espíritu de esta parte del país, donde disfrutar de la gastronomía, de las vistas y la naturaleza, porque lo tiene absolutamente todo, y muy bien comunicado para una ruta motera.
Peñalba de Santiago, León
Rodeado de bosques frondosos y con fuentes naturales bellísimas que harán que nuestro recorrido hasta este pueblo sea absolutamente increíble. Aquí, en Peñalba de Santiago, descubriremos la naturaleza en su máxima expresión, pero también un pueblo que ha sabido mantener su esencia a pesar del paso del tiempo y que sigue perviviendo en un estado de tranquilidad y calma que se agradece, sobre todo si venimos de la gran ciudad.
SOS del Rey Católico, Zaragoza
Son tantos los edificios insignes que podemos encontrar en este impresionante pueblo de Zaragoza que uno necesita al menos un par de días para conocerlo de verdad e imbuirse de ese ambiente aragonés tan auténtico y especial. Desde el castillo a al monasterio, pasando por la lonja y la judería, y sin dejar atrás alguna ruta de naturaleza gracias a los parejas cercanos. Una alternativa de diez para una escapada de fin de semana.
Tejeda, Canarias
Que no se diga que en las islas no hay también pueblos hermosos a los que visitar sobre dos ruedas. Tejeda es uno de los más espectaculares, sobre todo por su entorno natural, que lo convierte en uno de los pueblos más emblemáticos de Gran Canaria. Un paseo por el mismo con la moto nos dejará muy claro que no es solo el bosque que tiene alrededor, sino también la belleza de sus calles lo que lo hace tan especial.